Estas líneas…
Agustín Rodríguez L.
GUAYMAS, Son. -El aviso de “Mataron al julio” corrió como reguero de pólvora en Colinas de Miramar, donde residía el comandante Julio Vidaurrázaga Zamarrón.
Eso explicó el estruendo y su gran eco en los cerros del surponiente de la zona urbana.
Sujetos armados lo interceptaron cuando viajaba con tres policías más en una patrulla, casi al terminar turno. Las ráfagas alarmaron al sector, pues los decibeles se elevaron por el amanecer frío, silencioso, y la acústica de las montañas.
Allí entregó su sangre y su vida a la profesión que adoptó y amó, la de proteger y servir, en una notable carrera de 20 años por la vocación heredada de su padre, un policía –en retiro– ejemplar que, como jefe de la corporación, lo hizo con carácter y disciplina para bien de la sociedad.
No se fue solo. Efraín Ruiz Rosas le acompañó los últimos años, cuando Julio ascendía a diversos niveles. Lo cuidó y sirvió con lealtad y le siguió a la eternidad. Dos agentes más iban con ellos y luchan por su vida.
La Comisaría de Seguridad Pública lamentó la caída de los agentes. Dos más en esa larga lista que en 3 años ronda las dos docenas, abatidos por la delincuencia. Y peor, sin saberse resultados de investigaciones y menos si se debe dar crédito a la versión de las “vendettas”, como medida supletoria de la ley.
Guaymas y Empalme saben de al menos 800 desaparecidos en los últimos 5 años y 200 muertes violentas anuales.
El nuevo ataque refleja el estado de la seguridad pública, pese a la militarización de mandos policiacos. Antes se decía que los policías no hacían su labor por falta de recursos. Hoy, marinos fuertemente equipados, tampoco.
La muerte de Julio y Efraín ya no generó los comentarios típicos de “en qué andarían”, “con quién se metieron”. Más bien se redujeron. Algo así como el silencio que sobreviene al miedo.
Los ataques, para la gente, dejan de ser el mensaje de un bando a otro para volverse contra la sociedad en general y, por eso, se voltea a ver a la Fiscalía de Justicia, la Secretaría de Seguridad Pública, al gobernador.
Los elementos navales fuertemente pertrechados rondan la ciudad sin actuar. La percepción general es, el policía, el marino, sabe dónde están los malos, pero no van por ellos ¿Por qué?
La Fiscalía de doña Claudia Indira Contreras dice lo mismo en sus comunicados. El machote de la Secretaría de Seguridad Pública igual, solo cambia nombres y lugares de hechos repetitivos.
Así, Guaymas –¿Sonora entero? — llega al cuestionamiento: seguir esperando el descenso en cifras de criminalidad, o acostumbrarse a vivir con ellas, resignarse a perder a las nuevas generaciones cuya alternativa es sumarse a lo que ven, a lo que suple lo ordinario. Y lo ordinario es educarse, tener una profesión y aportar al desarrollo del país.
Pero el país se desangra y la autoridad solo habla de peritajes y que investigarán, por eso no es casual que también se cuestione la presencia de María Dolores del Río en la Secretaría de Seguridad Pública y resultados de doña Indira Contreras en la Fiscalía.
La militarización de mandos policíacos es cuestionamiento viejo. Si no existe un conflicto bélico, la fuerza armada debe permanecer en sus cuarteles.
Salieron, no pueden y, sí, parafraseando al genial Gómez Bolaños, “ahora ¿Quién podrá defendernos?
ALGUNOS ANTECEDENTES
En 2018, un ataque armado en plena avenida Serdán, mató a 5 policías e hirió a 3. Uno de ellos, agente de Tránsito que marcó el alto a un coche que excedía velocidad. Recibió metralla mortal de los sicarios que huían.
Otro ataque dejó heridas graves a la entonces subdirectora de Policía que sobrevivió, pero debió marcharse.
A la repetida ejecución de agentes, se sumó el ataque a Palacio Municipal con 3 víctimas mortales, incluyendo un policía y una jovencita como “víctima colateral”.
Hace 2 semanas, un policía y un custodio del penal local cayeron abatidos.
Y los casos de muertes violentas, con o sin policías, son muchos más. Este jueves, un lesionado y un muerto fueron abandonados por fuera del Hospital Municipal, tras un enfrentamiento en el valle.
El lesionado falleció más tarde y se convirtió en la cuarta víctima del día, suponiendo que nadie haya muerto después del anochecer. Eso es hoy lo cotidiano.
HAY DELEGADA DE LA SEC
Hace dos semanas felicité al ingeniero civil, escritor, historiador y administrador capaz, Mauro Barrón Robles, porque el secretario de Educación, Aarón Grajeda, lo nombró representante de la SEC, pero 36 horas después le retiré mi felicitación, pues el secretario se le rajó.
Ayer me confirmaron, la nueva titular de esa oficina es la maestra Patricia Sulema Magallanes Lugo. Fue alcaldesa del vecino San Ignacio Río Muerto hasta septiembre. Quiso reelegirse, no pudo y el morenismo la cobijó por su lealtad y apego al lopezobradorismo.
PROMUEVEN A DIPUTADA
Empalme tiene su propia representación en el Congreso de Sonora.
Muchos creen que no, porque Rosa Mancha, ocupante de tal curul el trienio pasado, jamás dijo esta boca es mía ni para proponer algún punto de acuerdo.
Hoy, el Ayuntamiento ayuda a Rebeca Silva a promoverse, comunicando su intención de rehabilitar la casa del estudiante empalmense en Hermosillo.
No tiene dinero para eso, pero el anuncio le da juego, ya que el lugar siempre encuentra financieros para la buena causa, por eso ha sobrevivido décadas.
La señora Silva dice que hará “todo lo que esté de mi parte” para tal logro. Ojalá sea suficiente, pues el edificio fue vandalizado al dejarse solo, por la pandemia.
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