La historia de la moda va trascendiendo conforme pasa el tiempo, los formatos cambian y las estrategias se renuevan. No era para menos que después de estar dos años resguardados por la contingencia, las reglas del juego en la industria cambiaran y hasta ahora así ha sido. Más allá de ajustarnos a los tiempos, los cambios que creíamos serían temporales, vinieron para quedarse.
Los estragos de la pandemia nos obligaron al cambio y a la adaptación, reemplazamos prácticas y nos desprendimos de costumbres que durante décadas se fueron forjando en el sistema de la moda. Una de las transformaciones que se vivieron este año, fue la reconfiguración del calendario oficial de la semana de la moda. Durante el Fashion Week hubo algunos movimientos en relación a los eventos, se notó la ausencia de algunas marcas y los espectadores debían cumplir al pie de la letra con los protocolos de salud, puesto que la convivencia no fue lo que había sido años anteriores en este regreso a las pasarelas.
En comparación de los años posteriores a la pandemia, las colecciones se limitaron en esta ocasión, de pasar a presentar casi diez colecciones en el año, la masividad que se generaba anteriormente disminuyó. El calendario anacrónico se ha ido acelerando en las últimas décadas, promovido por el empuje de la moda rápida y por el deseo de novedad constante que las redes sociales han estado avivando en los consumidores. La llegada de la moda Inditex fue acelerando aún más el proceso, en cuánto a generar prendas se trata, sin embargo, si algo podemos decir a favor del planeta por la pandemia es que ha alentado dicha sucesión.
Otro de los cambios que notablemente se mostraron este año en la industria fue la presentación de los nuevos formatos que se utilizaron en la moda, uno de los escenarios que más destacaron entre las marcas fue la de Balenciaga, cuando en el desfile se presentaron los emblemáticos personajes de Los Simpsons, quienes viajaron hasta París para representar de la manera más creativa las colecciones de la marca parisina.
Las formas de experimentar los desfiles han cambiado porque la forma global de vivir la marca también se ha transformado radicalmente, a partir de este regreso que vivimos de la mano con las marcas, experimentaremos nuevas formas de comunicar moda que iremos implementando en cada temporada de manera más creativa, sostenible, diversa e inclusiva en las próximas temporadas. Esta pandemia marcó un antes y un después que seguramente se quedará para formar parte de la historia de la moda.
Una de las alteraciones sumadas a estos años fueron los hábitos de compra, las marcas crearon estrategias para que sus consumidores no se alejaran de ellas y me atrevo a decir que estos dos últimos años es cuando más cerca los han tenido. A principios del 2020 se esperaba una baja en el consumo de la moda, sin embargo, las estadísticas dicen lo contrario, el consumo siguió y lo único que podemos decir que cambió dentro de las ventas fueron las compras, posicionando al e-commerce como la opción más popular.
A inicios del año 2021 les compartía por primera vez la visión de Allure sobre las compras en línea, en donde comparábamos la experiencia de las compras físicas a las online, sin duda, cada una con una vivencia interesante. Hasta el día de hoy las cosas no han cambiado mucho, pues, aunque ya podemos asistir voluntariamente a las tiendas físicas, el e-commerce ha coronado entre las favoritas de muchos.
Aunque hemos visto avances y la pandemia se está quedando como un estrago amargo que vivimos en la historia de la humanidad, muchas de las prácticas y estrategias que adoptamos en nuestras vidas para poder avanzar en la contingencia, se han quedado como parte de un futuro. Como sociedad hemos demostrado una fuerza en conjunto para enfrentar situaciones adversas, por su parte las marcas han demostrado saber dominar el mercado y resaltar en los momentos más oscuros para que sus consumidores no los olviden, como hasta ahora lo han hecho.
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