𝐏𝐨𝐥í𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐲 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐮𝐩𝐜𝐢ó𝐧, 𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐚𝐦𝐢𝐧𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐠𝐮𝐚

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𝐏𝐨𝐥í𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐲 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐮𝐩𝐜𝐢ó𝐧, 𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐚𝐦𝐢𝐧𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐠𝐮𝐚

𝐏𝐨𝐥í𝐭𝐢𝐜𝐚 𝐲 𝐜𝐨𝐫𝐫𝐮𝐩𝐜𝐢ó𝐧, 𝐥𝐨𝐬 𝐜𝐨𝐧𝐭𝐚𝐦𝐢𝐧𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬 𝐝𝐞𝐥 𝐚𝐠𝐮𝐚

𝗟𝗮 𝗰𝗿𝗶𝘀𝗶𝘀 𝗱𝗲 𝗱𝗲𝘀𝗮𝗯𝗮𝘀𝘁𝗼 𝗲𝗻 𝗛𝗲𝗿𝗺𝗼𝘀𝗶𝗹𝗹𝗼

𝗖𝗼𝗻𝗮𝗴𝘂𝗮, 𝗼𝗺𝗶𝘀𝗮 𝗲 𝗶𝗿𝗿𝗲𝘀𝗽𝗼𝗻𝘀𝗮𝗯𝗹𝗲

 

 

Festinan la compra de una refinería, pero callan ante el grave problema de escasez de agua para el consumo humano y las actividades productivas en regiones del país. El agua debe ser un asunto de seguridad nacional, no basta que la ley priorice el consumo humano, pero sobre todo, debe obedecer al rigor técnico.

Si algo ha contaminado y dañado la administración y distribución del agua en todo el país, es la política y la corrupción. La prueba fehaciente es Sonora, y la impronta de la corrupción en el manejo del agua fue durante el sexenio de Guillermo Padrés y su famosa presa en el Rancho Pozo Nuevo.

La muestra más clara de lo contaminante que puede ser la política combinada con la avaricia y las ansias de hacer negocios, fue y es Francisco Búrquez Valenzuela, quien se opuso determinantemente a la construcción de una planta desalinizadora que resolvería y garantizaría el abasto de agua para Hermosillo. Ni un verano más sin agua, dijo el panista por allá en el 2000.

Si se hubiera construido la planta desalinizadora para abastecer de agua a Hermosillo, ya se hubiera pagado y la capital no estuviera padeciendo estos problemas de desabasto.

Hoy, 2021, la realidad nos alcanza con una sequía que según pronósticos del Servicio Metrológico Nacional se extenderá más tiempo. Sin embargo, las afectaciones son palpables: de poco más de 450 mil hectáreas de siembra que se programan cada ciclo agrícola en Sonora, este año, por efectos de la sequía se programarán si acaso 300 mil hectáreas, lo que se traduce en menos producción de alimentos y menor circulante en la economía.

Ciudades como Hermosillo, que desde hace décadas padece escasez en el servicio de distribución de agua para uso público-urbano hoy se agudiza la falta de agua ante la sequía. De acuerdo a datos oficiales, Agua de Hermosillo tiene una producción de agua anual de 134 millones de metros cúbicos (Mm3) para una población cercana al millón de habitantes.

De aproximadamente 140 fuentes de abastecimiento que tiene la ciudad, se extraen, entre pozos y aguas superficiales un volumen anual de 134 Mm. Lo cual se traduce en una facturación anual superior a los 450 millones de pesos. Una recaudación deficitaria, pues debería recaudar en promedio más de 1300 millones de pesos al año, por concepto de consumo, alcantarillado y saneamiento. 

Entonces ¿dónde quedan esos 900 millones de pesos que no se cobran y quién los absorbe?

Además, si la ciudad de Hermosillo esta creciendo en desarrollos inmobiliarios, surge la pregunta: ¿con cargo a quién, Agua de Hermosillo le vende derechos a los desarrolladores?. Lo más grave fue la reciente declaración de las autoridades municipales, estatales y federales en el sentido que Hermosillo, tiene agua para un mes, entonces, ¿de dónde sale esa agua para los nuevos desarrollos inmobiliarios?

Entre estas fuentes de abastecimientos, una parte importante proviene de las presas Abelardo Rodríguez Luján y Rodolfo Félix Valdez (El Molinito), ambas para uso público urbano. Sin embargo, hasta hoy la presa Abelardo Rodríguez tiene años seca y el Molinito actualmente esta al 4 % de su capacidad normal, la cual cuenta con un acueducto para abastecer de agua a la ciudad.

El problema de la presa El Molinito, es que fue receptora de los residuos y metales pesados del derrame de cobre acidulado que ocurrió en agosto de 2014 en la minera de Cananea, donde escurrieron por el Río Sonora 40 Mm3 de los desechos de la mina y se depositaron en la presa El Molinito.

Para el efecto, la Conagua ordeno a la empresa minera realizar durante 5 años análisis de calidad del agua para monitorear la presencia de metales pesados, debido a que parte de esa agua se utiliza para el abastecimiento de Hermosillo y en menor cantidad para el riego de poco más de 4 mil hectáreas de cultivo.

Hasta hace unos días, a la presa El Molinito se le estaba extrayendo por obra de toma un gasto de 120 litros de agua por segundo para el Organismo Operador de la ciudad. Lo riesgoso es que con ese nivel de almacenamiento (menos del 5 %) también se extrajeron muchos de los metales pesados y venenosos sedimentados en el fondo de la presa. En otras palabras, agua contaminada.

Por otra parte, Agua de Hermosillo, jamás ha informado a la población de los resultados de calidad del agua extraídos de la presa El Molinito. Buena parte de esa agua, es distribuida en la parte norte de la ciudad capital. De acuerdo a los últimos análisis en la presa El Molinito, había concentraciones de aluminio, arsénico, bario, cadmio, cobre, cromo, hierro, manganeso, mercurio, níquel, plomo y zinc que sobrepasan la norma oficial mexicana NOM-127-SSA-1994.

De acuerdo a un convenio establecido entre la Segob, Conagua, Agua de Hermosillo y Foosi (Comisión Estatal del Agua), el Organismo Operador Municipal de Agua Potable puede extraer hasta 30 Mm3 anuales de la presa Plutarco Elías Calles “el Novillo”. Teniendo la opción de extraer más agua por la obra de toma del Acueducto Independencia, se desconoce bajo qué criterios, decidió extraer agua de la presa El Molinito, poniendo en riesgo la salud de más de medio millón de habitantes de Hermosillo. 

Incluso, la Comisión Nacional del Agua en Sonora no ha vuelto a realizar estudios de calidad del agua en la cuenca del Río Sonora; ¿el argumento?, los recortes presupuestales. 

Derivado de una errónea y negligente política de operación de presas de la Comisión Nacional del Agua en el sistema de presas de la cuenca del Río Yaqui, hoy la presa Plutarco Elías Calles tiene un bajo almacenamiento (22.7 % de su capacidad normal), debido a que un caudal importante se trasvasó a la presa Oviáchic. Situación que ha generado un bajo nivel del agua donde esta la plataforma de la obra de toma Acueducto Independencia, lo cual no permite extraer los 600 litros por segundo, que tiene cada bomba que conforma la obra de toma.

Por otra parte, resulta cómico, que los titulares de la Conagua en Sonora, Comisión Estatal del Agua y Agua de Hermosillo, firmen una misiva solicitando al Centro Nacional del Energía (CENACE) deje de utilizar el agua de la presa El Novillo para generación de energía. En una clara muestra de inexperiencia y desconocimiento del tema, es la CONAGUA a través del Comité Nacional de Grandes Presas la que autoriza o no los volúmenes de extracción de las presas.

¿Cómo es posible que los funcionarios de la Conagua en Sonora y el país no hayan difundido la información que genera el Monitor de la Sequía en México?. Desde octubre del año de 2020, el Monitor de la Sequía en México ha publicado cada 15 días que en el noroeste del país (Sonora) la sequía va de moderada a excepcional.

Por ello la Conagua es omisa, porque no informó a los Organismos Operadores de Agua Potable sobre la sequía, para que tomen medidas preventivas; también, cedió ante las presiones de los usuarios agrícolas del Yaqui y Mayo, que hoy tiene a la presa El Novillo al 22 % de su capacidad y la Mocúzari, literalmente seca. 

Por si no lo saben, las tres presas de Sonora que generan energía, la Plutarco Elías Calles (Novillo), Alvaro Obregón (Oviáchi) y Adolfo Ruiz Cortines (Mocúzari), en total producen 237 mil kWh y si dejan de operar, la CFE tiene garantizado el suministro de energía para los usuarios. Es decir, son usuarios del agua, más no la consumen.

Lo peor de esta crisis en el desabasto del agua para consumo humano en Hermosillo, es que las autoridades responsables del agua jamás previeron ni informaron a la población sobre el problema que enfrentaría la ciudad. Hoy, con el problema encima, salen a pedir “que cuidemos el uso del agua”.

¿Porqué no salieron antes a informar?, sencillo: era período electoral. 

Insistimos, mientras el manejo del agua siga contaminado por la política y la corrupción, habrá peores problemas en el abasto y suministro de agua para las ciudades.

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