Un duro golpe a las energías renovables: ¿quién gana y quién pierde?

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Un duro golpe a las energías renovables: ¿quién gana y quién pierde?

Un duro golpe a las energías renovables: ¿quién gana y quién pierde?

 

Para nadie fue sorpresa pero de igual manera impactó a la clase política como a las finanzas nacionales. La bancada de Morena aprobó la polémica contra reforma energética del presidente López Obrador sin moverle ni una coma.

 

El tipo de cambio subía por encima de los veintiún pesos por dólar a la par de la incertidumbre de los inversionistas que cada vez encuentran menos motivos para colocar sus capitales en el país. 

 

Esta polémica iniciativa, prioriza el uso de combustibles fósiles sobre la generación y consumo de energías limpias a pesar de que vemos año con año las consecuencias del calentamiento global: sequías y tormentas más intensas, aridez y cambios abruptos en los ecosistemas, desaparición de especies, aumento de temperaturas; por tanto, los compromisos internacionales en estos últimos años van meramente enfocados a promover el uso de energías alternativas como la proveniente del sol y del aire. 

 

Entonces, ¿quién gana y quién pierde al aprobarse esta ley?, ¿por qué a pesar del impacto económico y medioambiental el presidente se aferra a esta decisión?

 

Primero que nada, los que perdemos somos los mexicanos pues se trata de un duro golpe a la economía nacional que tendrá que pagar por energía más cara y sucia, y un atentado al medio ambiente que compromete a las futuras generaciones y ecosistemas en el país. Todo esto, en un escenario tan delicado, de adversidad mundial, por la pandemia del COVID-19.

 

Según la propia CFE, en 2019 en el mercado energético producir un megawatt con combustóleo costaba 138 dólares en 2019, mientras que el mismo megawatt generado con renovables costó 67 dólares. Ahora en 2021 esa misma medida cuesta tres veces más respecto a las alternativas de energía limpia.

 

Esto se traduce en un incremento a las tarifas eléctricas que para poder mitigar habrá que hacer uso de subsidios pagados con los impuestos de los mexicanos, o bien, un incremento inflacionario en los precios de los productos de la canasta básica.

 

En plena pandemia, se trata de dinero que bien podría ir al sector salud, al equipamiento de hospitales, insumos médicos o en áreas rezagadas como la educación.

 

Pero no se habló nada de esto. En la sesión del Congreso donde se aprobó esta reforma no hubo un debate basado en argumentos técnicos u opiniones de expertos en esa materia. Al mero estilo de la 4T -como ocurría también en gobiernos priístas- la petición del Presidente fue concedida sin ningún cuestionamiento u objeción a pesar que todos los legisladores están al tanto de las posibles consecuencias que esta decisión puede tener.

 

Mirando hacia afuera vemos cómo la mayoría de los países del mundo se unen a la causa y compromiso de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, integrándose a tratados internacionales como el acuerdo de París. En tanto,  el gobierno mexicano nada contra corriente dando la espalda a a los acuerdos internacionales para defender el uso de los combustibles fósiles como si fuera 1980. 

 

Entonces ¿quién gana?, ganan AMLO y Manuel Bartlett. El presidente gana ideológicamente porque saldrá públicamente sintiéndose Lázaro Cárdenas por haber “recuperado la energía para los mexicanos”. Pero la verdadera soberanía energética no es el monopolio energético, en todo caso sería no depender de los combustibles fósiles. 

 

México tiene un potencial brutal en producción de energía a través de fuentes renovables como la solar o eólica. En todo caso, lo que hace falta es regularlas, crear leyes para obligar para que garanticen la producción de energía y el servicio, por aquello de los vaivenes del clima, nublados recurrentes y la calma de los vientos, que dejarían de operar, como sucedió en los campos elólicos de Texas.

 

Sin embargo, gobierno mexicano ha optado por crear refinerías. Al refinar el petróleo para producir gasolina el resultado es una solución de 30% de combustóleo, material del cual tenemos un excedente desde el inicio de la pandemia. 

 

Con anterioridad, este combustible se le vendía a los barcos mercantes pero esto ya no es posible pues su composición es 4% de azufre y las regulaciones internacionales lo identifican como un producto altamente contaminante. No puede venderse, nadie lo quiere.  

 

Sin importar las consecuencias, la petición del ejecutivo es quemar el combustóleo en las plantas de la CFE en Tula, Salamanca, Tuxpan y Manzanillo, con el pretexto de empoderar más a las hidráulicas que en realidad son muy pocas. Las que en verdad le van a entrar al quite son las de combustóleo y gas. Las de fuentes limpias quedan rezagadas.

 

Entre tanto, los partidos de oposición buscan juntar una tercera parte de la cámara de diputados y senadores para interponer un recurso de inconstitucionalidad ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación que podría obligar a la CFE a darle suelo parejo a la libre competencia energética porque todavía es un mercado abierto al sector privado. Eso está estipulado en el tratado de libre comercio con América del Norte TMEC.

 

Mientras que el leperazo, monumento a la corrupción de Manuel Bartlet, probablemente aumente el número de casas que tiene hoy y que omite en sus declaraciones patrimoniales. 

 

Bartlett será uno de los grandes beneficiados al tener la decisión de presentar ante la Comisión Reguladora de Energía (que está totalmente a merced de la 4T) cualquier argumento para otorgar o quitar licencias y contactos para producción de energía. Según los contratos registrados en Compranet de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), hasta la fecha más de 80% de proyectos de la cuarta transformación han sido por asignación directa y no por licitación.

 

Sin reglas claras para negociar los contratos, Bartlett tendrá la posibilidad de imponer las condiciones que él desee, tanto para la reasignación de los viejos contratos existentes, como los nuevos por realizar. Es decir, una capacidad de extorsión imparable para una persona que es más conocida por sus travesuras que por sus virtudes.

 

Él va a decidir a quién se le asignan los contratos, que antes era por subastas en las que se les daba prioridad a los productores de energía menos contaminantes y más baratos. Las subastas eran un proceso de licitación pública de mayor apertura y transparencia, pero sobre todo, garantizaban suelo parejo a todas las empresas.

 

El prisma dispersa la luz y revela el espectro de matices de la semana

 

Amarillo-Verde.- Esta semana discutirá el Congreso mexicano la legalización de la mariguana. El lunes 8 de marzo iniciará la discusión del dictamen En las Commisiones del Congreso y aprobado en ella, pasará a pleno el día martes 9 donde se presentarán cambios de último momento a la minuta en materia de regulación del consumo y producción de la planta.

 

Entre los cambios al anteproyecto, adelantaron que no se creará el Instituto Mexicano para la Regulación y Control del Cannabis, y será la Secretaría de Salud, a través de la Comisión Nacional Contra las Adicciones (Conadic) la que ejercerá la rectoría sobre la cadena productiva del cannabis psicoactivo, sus derivados y consumo.

 

Los permisos que expida la Comisión para el cultivo en casa habitación para uso personal con fines lúdicos deberán señalar el número de plantas autorizadas en el domicilio y no podrá otorgarse más de un permiso por residencia. La vigencia de dichas autorizaciones será de un año. 

 

También se propone castigar la comercialización sin autorización, con multas o prisión de hasta 15 años y quedará prohibida la importación y exportación del cannabis y sus derivados, lo que representa un sesgo comercial considerando el potencial del país en el mercado mundial.

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